top of page

#Seisón de la Vega

LIGADO AL AGUA


Ubicación 42° 23′ 28″ N 5° 54′ 31″ O


Población 19 habitantes. 11 hombres y 8 mujeres (Datos I.N.E. 2022).


En un tranquilo recodo de Montañas del Teleno emerge Seisón de la Vega, un encantador pueblo a orillas del río Órbigo, perteneciente al Ayuntamiento de San Cristóbal de la Polantera.


Más que un simple destino turístico rural al uso, Seisón de la Vega, es un lugar ideal para arraigarse, un refugio de serenidad absoluta, donde el tiempo fluye pausadamente, tan manso como el discurrir del agua, permitiendo a residentes y visitantes saborear la vida con una calma inigualable.


La historia de este pueblo está marcada por su solariego pasado, vinculado, originariamente, al asentamiento militar de una legión romana durante las Guerras Cántabras (entre el 29 y el 19 a.C.) en sus inmediaciones. Siglos después, a partir del año 1184, la Orden de Malta puso sus miras en el fértil territorio y, desde la encomienda del Puente de Hospital de Órbigo, ejerció su señorío, sobre casi toda el área de la vega. Seisón fue, pues, parte importante del Priorato de la Orden Militar Hospitalaria de San Juan de Jerusalén y, de ello, como explicaremos después, aún quedan vestigios visibles.


Desde ese momento hasta ahora, Seisón, parece ser que sólo ha visto alterado su tranquilo y velado acontecer en las últimas décadas del siglo XX; cuando, curiosamente, se hizo muy popular. En toda la contorna, el nombre de este pueblo sigue siendo aún recordado por “su brujo”, un curandero que ejerció sus facultades a finales del siglo pasado, cuyos remedios naturales eran demandados por gentes venidas de todos los rincones de la geografía y sus éxitos de sanación fueron muy renombrados, tanto que, incluso algunos días, era más complicado encontrar dónde aparcar un coche que en una ciudad.


Actualmente, a pesar de que durante los meses fríos sólo cuatro viviendas están habitadas, en el verano el pueblo cobra una inusitada vida con el retorno de los emigrantes y sus descendientes que durante meses han ansiado disfrutar de todo lo que el pueblo ofrece y forman una comunidad muy dinámica y participativa.


Por supuesto que hay puntos singulares o con encanto como la ermita de San Antonio Abad, cuyo campanario está coronado por la cruz de Malta,… sí, la que identifica a la localidad como parte del épico Priorato. La capilla cuenta con algunas esculturas meritorias artísticamente, destacando una talla policromada del siglo XVII que representa a San Antonio Abad con un cochinillo a sus pies, como es usanza. La “casona del maestro”, ubicada en la plaza mayor, es una sobria pero armoniosa construcción que llama la atención por su apariencia. Otra singularidad local es la “Presa de la Vega”, una acequia de riego tradicional que discurre paralela al pueblo, cruzada por varios puentes, que desde hace siglos es esencial para la fértil agricultura de los campos; pero, también, es un lugar de encuentro social y convivencia vecinal, sobre todo cuando aprieta el calor, pues en su entorno se disfruta de una agradable frescura.


No se puede cerrar el catálogo de recursos de Seisón sin mencionar el molino. Un destacado ingenio del siglo XIX movido por la fuerza de las aguas de la Presa que, actualmente, se ha convertido en un centro de formación para el emprendimiento, referente para toda Europa. En este centro no solo se preserva la herencia etnocultural y se promueve un turismo responsable, sino que también se impulsan iniciativas ecológicas y de sostenibilidad, se fomenta la investigación y el desarrollo.


Visitar Seisón de la Vega es una invitación a desconectarse del bullicio cotidiano y reconectar con lo esencial, ofreciendo un espacio para la reflexión y el disfrute de un ritmo de vida más pausado, ya sea explorando los ecosistemas ribereños, admirando el horizonte dibujado como un inmenso collage de campos de cultivo que cambia sus colores con cada estación a cada cual más bonitos, sumergiéndose en su singular pasado o, simplemente, relajándose sumergidos en el absorbente silencio de su entorno.


Seisón de la Vega, un rincón tilenense diferente al resto, otra dimensión de lo rural

bottom of page